EL JARDIN DE EL CAPRICHO
Es un parque muy bonito, pero poco conocido de Madrid, a pesar de encontrarse entre dos lugares emblemáticos de la ciudad: El aeropuerto de Barajas y el recinto ferial. Esta semana cumple 50 años desde que lo comprara el Ayuntamiento de la capital de España y lo ha venido restaurando y cuidando, dejándolo en un precioso estado, que los ciudadanos pueden visitarlo los fines de semana. Hoy está catalogado como un jardín histórico y declarado como Bien de Interés Cultural.
Fue mandado levantar durante el siglo XVIII por la Duquesa de Osuna, doña María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel. Esta duquesa fue protectora de artistas, toreros e intelectuales, la duquesa creó un auténtico paraíso natural que frecuentaron las personalidades más ilustres de la época y en el que trabajaron los artistas, jardineros y escenógrafos con más prestigio.
El parque tiene unas 14 hectáreas y pose tres tipos de jardines: el inglés, el francés y el “giardino” italiano. En su terreno, junto al precioso palacio, hay un enorme laberinto elaborado con plantas de laurel, imitando al que mandó construir la duquesa, ya que hasta el año 1974, el territorio se abandonó y fue degradándose. El laberinto, de unos 6.000 metros cuadrados, recrea el carácter estético y ornamental del momento de su creación. Durante la Guerra Civil española de 1936 a 1939 esta zona fue la sede del Estado Mayor del Ejército de la República.
En tiempos de la guerra se construyó un búnker subterráneo de unos 200 metros cuadrados a 14 metros bajo tierra, camuflado por el arbolado. El búnker podía resistir bombas hasta de 100 kilos. Fue construido en 1937 para el Cuartel General del Ejército Republicano a unos 20 kilómetros al este de la céntrica Puerta del Sol, donde se halla el kilómetro 0 de las carreteras de España.
En el Parque del Capricho hay un paseo recomendando señalizado donde se puede ver, a la entrada una plaza de toros, y más adelante la plaza de los emperadores, para llegar hasta el laberinto y el palacio, después viene el templete de Baco, la obra más antigua de todo el recinto, donde hay una ría artificial, donde los duques y sus invitados iban al casino del baile en pequeñas barcas.
Completa el recinto singulares construcciones como una ermita, el embarcadero, una montaña artificial, el fortín o la casa de la vieja bruja y el abejero dedicado a las abejas como símbolo del buen trabajo.
Este parque es visitado por familias enteras y todas salen muy contentas de su visita.
Cuando regrese a Carboneras te enviaré el trabajo sobre el Parque del Capricho que hace años me publicó la Corporación Municipal de Barajas, mi barrio, con noticias muy interesantes y desconocidas de dicha joya. Abrazos.
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